El mayor trabajo consistía en unificar la intensa y presente historia de la isla con la tecnología y avance digno de la época en la que nos encontramos. Para ello, la cercanía con el mar y sus vistas directas sobre éste, así como una característica forma del solar, dan fruto a un edificio de viviendas de cuatro plantas, caracterizado por sus líneas simples, la ligereza y la horizontalidad de su fachada, un conjunto dinámico, que recuerda a un barco que rompe las olas y se enfrenta al viento con elegancia. El programa se engrana a la perfección para dar lugar a espacios comunes de tránsito fluido, que facilitan la interacción de sus usuarios y aportan un toque de improvisación al programa. Las viviendas, se encajan unas con otras, creando un programa ampliamente versátil mediante elementos móviles que permiten convertir las viviendas en conjuntos de tres dormitorios o bien en un estudio amplio. La tecnología y los materiales innovadores aportan el carácter exclusivo que lo describe.

Como un objeto que se postra sobre un espacio libre, en mitad de un terreno destinado a cultivos y frutales, la Casa ORV se sitúa con el máximo respeto y la menor huella posible sobre el lugar, reverenciando el entorno y apreciando con respeto su posición privilegiada. Responde al programa del cliente con una simplicidad y transparencia que tratan de responder al carácter de la personalidad de quien la habita. Observa, pero no incordia. Disfruta pero no molesta. Se mira, pero no se toca.

El proyecto surge de dos hermanos que comparten una vida entera. Sentarse al aire libre, a tomar una copa de vino en un espacio de disfrute común es una premisa de los clientes. Al mismo tiempo, se pretende que cada vivienda, sea independiente la una de la otra, con sus espacios privados que permitan privacidad. El resultado del posicionamiento de las viviendas en la parcela estrecha, se materializa mediante dos volúmenes limpios paralelos, desplazados entre sí, generando un espacio común transversal y una piscina común a ambas viviendas, con accesos independientes. Las viviendas resultantes, se posan sobre el terreno respetuosamente, como si estuvieran dispuestas a dejar el lugar algún día con el mismo respeto que llegaron.

Vivienda unifamiliar en el campo de Ibiza

El punto de partida es un entorno con alto valor histórico, donde la arquitectura tradicional y la historia están presentes en cada esquina.

La vivienda propuesta nace de la reinterpretación de la arquitectura tradicional, adaptada a una nueva forma de construir y de vivir, con una forma de vincularse modernizada. Las líneas puras, simplifican los espacios, y las formas lineales y superpuestas, generan espacios de mayor o menor privacidad, con un control de la luz según el uso dispuesto y una fluidez de espacios que permiten confluir el exterior con el interior, comunicándose en todo momento con el entorno más cercano. Espacios versátiles según la estación del año, que sea alían con el entorno más directo para aportar confort y bienestar. Arquitectura para ser habitada. Tradición al orden del día.

La Casa TUL huele a mar, abunda el blanco y la cerámica, lo neutro y artesano. La casa TUL es un espejo que muestra lo más profundo de sus habitantes, su pasión por el arte y el diseño y la singularidad que les caracteriza. La piscina perimetral, refleja el cielo y la inmensidad. Como todas deberían serlo, la Casa TUL es única. Porque únicos son sus habitantes.

Dos plataformas que levitan sobre el mar y liberan espacios internos para vincularlos con su entorno más inmediato. La rehabilitación de esta vivienda, comienza por descongestionar un volumen compacto para convertirlo en liviano, en un mirador al mar mediterráneo, como si de la cubierta de un barco se tratara. Volúmenes anexos se adhieren a las horizontales, completando el programa y materializándose mediante lamas de madera. La estructura principal queda vista recordando aquello que hubo, y que con la misma esencia, se transforma para adaptarse a los nuevos habitantes.

La Casa COS se define conceptualmente como una pieza en forma de L que se orienta a las mejores vistas. El control de la luz es esencial, así como su impacto visual desde el exterior. La superposición de la pieza superior con un patio longitudinal permite resolver el programa y sus condicionantes, soterrando la zona de noche vinculada a un patio interior y conectándose al volumen principal mediante espacios aterrazados.

El proyecto trata de aprovechar los condicionantes de la parcela, estrecha y alargada, transformándolos en virtudes. Se opta por disgregar los volúmenes que conforman la vivienda, permitiendo crear espacios intersticiales de diferentes escalas, según necesidades, que acotan el proyecto y vinculan directamente el exterior de la parcela con los espacios interiores de la vivienda. A su vez, cada volumen responde a un uso específico, así como la luz que acompaña a cada espacio.

Existe una dicotomía en el carácter de las diferentes partes del conjunto; las plantas bajas funcionan con relaciones espaciales internas, debido a la ausencia de privacidad, las características del lugar y las necesidades de los clientes, mientras que la planta superior, más extrovertida, se vincula con su entorno de una manera más directa.

La colección DAU pertenece a la marca de diseño de mobiliario exterior LIVO , creada por los estudios San Bartolomé Arquitectos y Ferri Arquitecte para resolver las necesidades actuales que vinculan de una manera directa la vida de los usuarios al exterior. La pérgola exterior resuelve los aspectos funcionales que el usuario decida, adaptándose a las necesidades particulares en cuanto a uso, tamaño y posición. La modulación y prefabricación de las pérgolas exteriores junto a la tecnología e innovación aplicadas en el proceso constructivo y en el equipamiento personalizado las convierte en un producto único, de instalación fácil y rápida respecto a las tradicionales. La colección DAU se adapta al usuario, resolviendo todo tipo de necesidades como son la cubrición de espacios exteriores, aseos y baños exteriores, cocinas y/o barbacoas o almacenes y trasteros vinculados a un espacio exterior. Los materiales y acabados también son totalmente personalizables.

La cosa más importante del mundo son los espacios vacíos.

La Casa FAR consta de dos volúmenes. El primero, ya existía, nació con el lugar, proveniente de lo más profundo de la cultura y la su tradicional forma de vivir la isla. Arquitectura vernácula en su sentido más puro. El segundo, trata de mimetizarse mediante simbiosis, generando un todo y completando la última pieza del puzle. La ampliación se caracteriza por respetar la tradición existente sin olvidarse de la innovación que nos envuelve. Materiales de proximidad, escala humana y sostenibilidad están presentes en el proyecto. El volumen sencillo se posiciona junto al volumen principal, permitiendo la permeabilidad espacial entre partes y generando diferentes espacios de verano e invierno, según las necesidades climáticas y funcionales. En su interior, un espacio de doble altura permite la iluminación cenital del espacio, a modo de faro, generando luz indirecta idónea para su uso y actuando como chimenea térmica para obtener el confort de sus habitantes.